44 Magnum (Comix)

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La legislación no concretó sólo los aspectos de la ley de prensa, sino también cualquier espectáculo audiovisual. En el BOE de 19 de abril de 1977 se regulaban las populares películas “S”, como aquellas dirigidas a los mayores de 18 años pero que además pudieran herir la sensibilidad «del espectador medio»[18]. Había que seguir clasificando, y el Real Decreto 3.471/1977, sobre clasificación de publicaciones periódicas, tipificaba en su artículo primero, apartado “d”, las “Publicaciones para adultos” como aquéllas que contuvieran «representaciones gráficas, informaciones, reportajes o comentarios de carácter erótico o relativos a la intimidad sexual». Obligaba también a dejar clara esta clasificación en sus portadas y promociones, e indicaba en su artículo segundo que estos contenidos no podían ser ofrecidos en ningún otro tipo de publicación[19]. Esto se ampliaba en la Orden de 5 de septiembre de 1978 que obligaba a los editores de este tipo de publicaciones a «hacer constar en portada y en forma destacada, inmediatamente encima o debajo del título y con un tipo de letra de tamaño no inferior a la mitad del utilizado para éste, la frase “SOLO PARA ADULTOS”», que también debía incluirse en cualquier publicidad del producto[20].

El humor gráfico de las revistas para hombres

Si algunas publicaciones avanzaban en el aspecto político, otras aprovechaban la discreta relajación “moral” para introducir cada vez más centímetros cuadrados de piel desnuda en sus portadas. Así lo hicieron algunas revistas del corazón como Diez Minutos, que incluso tenía una sección, “Famosas en la intimidad”, en la que actrices y otras conocidas artistas aceptaban posar en estancias íntimas de su casa, y una revista de cine como Fotogramas (fundada en 1946) se hizo eco del destape, cambiando su nombre a Nuevo Fotogramas en 1969 y consiguiendo permiso para mostrar chicas en bikini en portada en 1971. En este contexto, comenzaron a aparecer en los quioscos lo que se denominaban “revistas para hombres”, que incluían textos sobre política, artículos sobre “intereses masculinos” (es decir, viajes, deportes y motor) y reportajes fotográficos de chicas más o menos desnudas.

Dos revistas citadas en el texto, representantes del “destape” en la prensa.

La lista de publicaciones para hombres que surgieron en los años setenta puede hacerse interminable, y probablemente quedaría incompleta. Muchas de estas cabeceras tuvieron un propósito puramente explotador de la situación y por tanto tuvieron una vida efímera. Podrían considerarse pioneras Bocaccio 70, editada por José Ilario y Xavier Miserachs que tomó el nombre de la discoteca de moda en Barcelona y cuyo primer número salió a la venta en junio de 1970, y Flashmen, editada en Madrid por Ana Empresa Editorial desde 1971, que poco a poco fue incrementando su contenido erótico. La verdadera avalancha se produjo tras la muerte de Franco, y sobre todo a raíz de la aparición de interviu (al principio sin acento y siempre con minúscula) en 1976, primer éxito de Editorial Zeta. Antonio Asensio, que había heredado la empresa tipográfica de su padre, tenía intención de montar un negocio editorial, y con la asesoría de José Ilario fundó Editorial Zeta en marzo de 1976, con acciones divididas entre Asensio, Ilario y Jerónimo Terrés. Tras algunos proyectos fallidos (el Diccionario político-humorístico de Por Favor y la revista OK), en mayo de 1976 salía al mercado, dirigida por Antonio Álvarez Solís (al menos como director oficial), la revista que impuso un nuevo tipo de modelo informativo, que mezclaba todo lo que hasta ese momento había estado prohibido. Según relatan Fontes y Menéndez:

«Ilario propuso que los contenidos obedecieran a las tres eses clásicas del periodismo popular anglosajón: sex, scandal y sports, pero Asensio las tradujo por tres eses a la española: sexo, sucesos y sensacionalismo, y añadió un plus que se convertiría en marca de la casa: las columnas de personajes conocidos del periodismo, la escritura, la política y la sociedad»[21].

El éxito de interviu[22] promovió la edición de numerosos productos similares, muchos de ellos de la misma Editorial Zeta (después, Grupo Z): Siesta (septiembre 1976), Bazaar (1977), Yes y, otorgando más papel al erotismo popular, Lib (octubre de 1976), que introdujo las secciones de contactos que después se popularizaron en otras revistas, como Climax, Amantes, Ratos de Cama o Pen. También Super IN (1974), Stop (1974) o Play-Lady (1975), de Sedmay, o Papillón (1976), de Amaika. Comenzaron a publicarse las versiones de los grandes éxitos internacionales que habían servido inicialmente de modelo. Así, en 1976 Editora 2 lanzaba Lui Men (versión de Lui, el Playboy francés). En 1978, Zeta, a través del sello Formentera, inició la versión española de Penthouse, y Playboy llegó a los quioscos en 1978 de la mano de Editorial Planeta. Pedro Altares, que había sido director en la última etapa de Cuadernos para el Diálogo, resumía de forma bastante crítica las características de estas publicaciones:

Revistas que “normalizaron” la figura de la mujer desnuda en la prensa gráfica. Portada de interviu que que causó revuelo… 

…y portada del nº 1 de Playboy.


a) Erotismo infantiloide y de consumo.
b) Ambigüedad ideológica en una amalgama de criticismo respecto a las instituciones de la democracia, sedicente progresismo y ausencia de alternativas políticas.
c) Desconocimiento del hecho cultural.
d) Machismo y consideración de la mujer como mero objeto de consumo.
e) Explicación del escándalo a través de la morbosidad, sin sujeción a normas de ética informativa»[23].

Otra característica que tuvieron en común estas revistas fue la presencia en sus páginas de abundantes muestras de humor gráfico e incluso historieta. La publicación que había servido de inspiración para todas ellas, la insigne Playboy de Hugh Hefner, siempre había mostrado gran interés por el medio. Heffner era un enamorado del cómic, y no dudó en incluir en su cabecera a grandes autores que durante años trabajaron en series exclusivas para Playboy, como Harvey Kurtzman y Will Elder con su Little Annie Fanny. Parece que el humor dibujado permitía traspasar algunos límites que todavía la fotografía no podía tratar, y bajo la pátina del humor se mostraban más partes del cuerpo, más posturas y más actitudes “indecentes”.

Humoristas extranjeros que publicaron viñetas eróticas habitualmente en la prensa española, arriba Pat Mallet y bajo estas líneas Nitka.

En España, las versiones de las revistas extranjeras incluyeron las muestras de humor gráfico e historieta de las originales. Así, Playboy publicó Anita la huerfanita, traducción de la obra de Kurtzman y Elder, y en Penthouse se pudo leer Wanda la perversa, españolización de Oh, Wicked Wanda!, de Frederick Mullally y Ron Embleton, que después fue parcialmente recopilada en libro en 1979. El Lui original contaba entre sus páginas con una extensa nómina de autores franceses cuya obra también se publicó en versión española: Blachon, Bridenne, Laville, Guerrier, Chassin, Serre, Pat Mallet, Barbe, Siné, Tetsu, Trez, Pailler, Crombez y los omnipresentes Hoviv y Lassalvy. Esta revista ya había contado con ilustradores y dibujantes autóctonos (como García Teja) para ilustrar sus artículos, pero además, a partir del nº 20 (de agosto de 1978) comenzó a publicar de forma seriada la historieta Bunda, realizada por Perellón (y que sería editada en libro en 1988 dentro de la colección Totem-Comics, de Editorial New Comic). La implicación de autores españoles en este tipo de publicaciones cada vez fue mayor.El propio Perellón escribió el guión de la adaptación de Fanny Hill que se publicó en Play-Lady con dibujo de Montañés. En Play-Lady se vieron también dibujos de Nebot, Summers y Pablo, e historietas de El Casto. En las publicaciones de Zeta se prodigaban los españoles, como en interviu y Lib, donde colaboraban, entre otros, Romeu, Tom, Kim, Manel Ferrer,Toni y Ramón Boldú. En Bazaar, la sustituta en el mercado de Siesta, publicó Nazario su “Abecedario para mariquitas”. En Yes existió una mezcolanza de autores patrios y foráneos, con Pat Mallet, Lassalvy, Forges, Martinmorales, Perich, José Luis Martín, Oski, Gin, Wolinsky y Nitka. En Macho existía una sección de chistes titulada “El pequeño sátiro” donde se vio a Nitka o a Manel, y Romeu publicaba en esta cabecera Los Angeles de Charlie Romeu. En Mastia comenzó a publicarse la obra de Azpiri Lorna y su robot lascivo, con gran éxito en los años ochenta y noventa. Además, comprobada la acogida que el humor sexual (o sexy) tenía entre el público, todas las editoriales publicaron libros o especiales de humor gráfico. Planeta publicó en 1979 El humor de Playboy, libro que recopilaba chistes de la cabecera original estadounidense firmados por autores como Mike Williams, Art Krusz, Buck Brown, John Dempsey, Rowland B. Wilson, Sokol o Kiraz. Play-Lady dedicó un especial Arte erótico, con viñetas de Pablo y Nebot y un artículo dedicado al cómic erótico escrito por Luis Vigil, además de un especial Humor con obras de Nebot, Pablo, Forges, Perich, Gila, Chumy Chúmez, Summers, Azpiri, Eduardo, Romeu y El Casto. Y los editores de Macho sacaron al mercado varios números de Humor Macho entre 1979 y 1980, también con recopilaciones de humor gráfico.

Dos españoles que hicieron humor erótico: Nebot y, en el centro, Pablo (viñetas para Play-Lady). A la derecha, un francés, Lassalvy, en una portada de Humor Macho.

En los chistes donde aparecían mujeres (la inmensa mayoría de ellos) su papel consistía en servir de mero reclamo sexual para el lector masculino. Aparecían desnudas (como ya se ha comentado, el desnudo femenino fue siempre más atrevido y precoz en los dibujos que en las fotografías) o con ropa escasa y ajustada, antes / durante / después del acto sexual o en actitudes sugerentes. El hecho de que el varón apareciera también muchas veces como un pánfilo dominado por el apetito sexual no disimulaba el hecho de que la liberación sexual, tal y como aparecía representada en estas fantasías humorísticas, estaba siendo encaminada sobre todo, como indicaban estas publicaciones, “para hombres”.


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[18] En Real Decreto de 27-4-1983 se derogaba esta clasificación y se creaba la clasificación X para películas pornográficas.
[19] BOE nº 22, 26-1-1978.
[20] BOE nº 248, 17-10-1978.
[21] FONTES, Ignacio, y MENÉNDEZ, Manuel Ángel. op. Cit., p. 931.
[22] 90.000 ejemplares de su nº 1, 140.000 ejemplares de su nº 2, con picos de tirada de algunos números especiales, como el 16, donde se publicó el desnudo de Marisol y del que se editaron 350.000 copias, o el millón de ejemplares del nº 227, con el desnudo de Sara Montiel.
[23] ALTARES, Pedro. “Libertad de prensa: la larga marcha”, en AGUILAR, Miguel Ángel (comp.) Los medios de comunicación en la frontera democrática. Universidad Internacional Menéndez y Pelayo, Madrid, 1982.

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