El villano voyeur Brandon (Shane Ryan) causa estragos y pura violencia sexual en una joven pobre, Nikki (Regan Reece). En lugar de atraerla como en la primera película, o ganarse su confianza como amiga en la segunda, simplemente la tomó como rehén. Aparentemente sin opciones esta vez, Brandon y su cámara han secuestrado a una joven horrorizada y la llevan a un paisaje desierto donde procede a abusar sexualmente y violar a la mujer que llora, ya que ella no puede hacer nada más que llorar y soportar su castigo.
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