Estas son solo reflexiones y opiniones de un cincuentón que le gustan las películas eróticas y que no es un crítico de cine.
Sinopsis: Una esposa de clase alta se enamora de un carnicero de un pueblo pequeño. Es pura lujuria. Es puro deseo.
El arte del erotismo, a veces, toma un rumbo diferente.
Parece que el director Aurelio Grimaldi no desperdició el tiempo del espectador con detalles irrelevantes. El tema central de la historia gira en torno a una esposa de clase alta (Alba Parietti), dueña de una galería de arte, que se siente atraída por algo que siempre le disgustó. Siendo vegetariana, un día se dejó vencer por la tentación y fue llevada a un psicólogo, quien le recomendó que empezara a comer carne, ya que su cuerpo carecía de hierro. Durante la ausencia de su esposo, conoció el mundo de la carne y el proceso de corte en la carnicería. Se obligó a aceptar el cambio de ser vegetariana a una consumidora de carne normal. Posteriormente, hacia la segunda parte de la película, la historia toma un rumbo diferente. Es una película porno suave, que encaja en el género del erotismo. La expresión del rostro de Alba Parietti durante el corte de carne en la carnicería impulsa el arte del cine erótico. Recomiendo ampliamente esta película a quienes disfrutan del erotismo como arte.
Esto no es porno, ni siquiera erótica.
A esta película le faltan más cosas, como un final más inspirado y un contenido más consistente. Muchas escenas no hacen más que servir de guía turística, mostrándonos Palermo (lo cual no está mal para quienes no tienen la oportunidad de viajar…). Pero aun así, no es una mala película; es muy realista, con problemas extraídos de la vida real: el amor verdadero, el deseo sexual, la traición, el deseo de adoptar un niño. Algunos comentaristas la han calificado de porno o erótica. Definitivamente, no es porno. Y erótica es lo que Joe D’Amato y Tinto Brass han hecho. Es mejor abstenerse de escribir cuando no se sabe qué decir, cuál es la verdad. La película tiene una música magnífica (se pueden escuchar algunas buenas canciones de Nino D’Angelo en la banda sonora) y está cuidadosamente filmada y editada. El momento más logrado son esas escenas alternas de amor, que culminan con el orgasmo de Alina, en el “Aleluya” del oratorio de El Mesías, compuesto por George Frideric Handel.