La cama de mi padre
Es feo y, aún ahora, más de 25 años después, me resulta difícil decirlo. Con mi padre, en su cama, experimenté por primera vez el movimiento y el roce de…
Es feo y, aún ahora, más de 25 años después, me resulta difícil decirlo. Con mi padre, en su cama, experimenté por primera vez el movimiento y el roce de…