Lluviosa tarde de trabajo
Eran las diez con cuarenta de la noche, y yo aún rondaba en mi oficina, haciendo resonar mis tacones estridentes en el desolado piso veinticuatro de la torre empresarial. En…
Eran las diez con cuarenta de la noche, y yo aún rondaba en mi oficina, haciendo resonar mis tacones estridentes en el desolado piso veinticuatro de la torre empresarial. En…