EDITORIAL
Queridos amigos, patrocinadores y lectores casuales:
Sean muy bienvenidos a esta edición de julio de su revista LASCIVIA.
Es un verdadero placer dirigirme a ustedes una vez más, saludarlos con afecto y desearles que este mes que comienza esté lleno de satisfacciones, logros y momentos gratos.
Por nuestra parte, en la redacción nos sentimos entusiasmados con los nuevos planes en desarrollo. Aunque algunos se han tenido que postergar —en gran parte por mis propias limitaciones para abarcar tantas tareas a la vez— quiero compartirles que todo marcha bien. Y si la vida así lo permite, este mes podré poner en marcha la nueva sección de la revista: Cinema Porco. Muchos de ustedes ya la conocen, y confío en que esta iniciativa atraerá a nuevos lectores, visitantes y patrocinadores que quieran sumarse a esta comunidad diversa y libre.
Mientras editaba esta edición, me ha sorprendido la cantidad de noticias en pleno desarrollo relacionadas con la censura que enfrentan creadores de contenido para adultos, especialmente en plataformas como OnlyFans. Esta presión proviene tanto de ciertos gobiernos como de la propia empresa que aloja el contenido. Lo que más me inquieta es cómo, una vez más, se recurre al viejo argumento de que estas plataformas promueven o permiten el acceso de menores, ya sea como participantes o como consumidores.
Más preocupante aún es que la Suprema Corte de Justicia de los Estados Unidos haya determinado que las empresas, y no los padres, son responsables de restringir ese acceso. Países que antaño fueron símbolos de libertad, como Suecia, han comenzado a prohibir la compra de transmisiones en vivo (streaming) por parte de adultos en OnlyFans —lo que conocemos como “pay per view”— bajo el argumento de que podrían fomentar la trata de personas.
Tengo la impresión de que cada vez que avanzamos dos pasos en términos de libertades sexuales, retrocedemos tres. La responsabilidad individual parece desvanecerse, y los gobiernos —lejos de protegernos— se empeñan en regular incluso lo más íntimo.
Me siento pesimista, lo confieso. Y si seguimos por este camino, acabaremos atrapados entre dos extremos: una izquierda que pretende obligarnos a aceptar como normales ciertas disforias y patologías, y una derecha autoritaria que quiere dictarnos cómo debemos vivir y sentir nuestra sexualidad.
Sin embargo, mi mayor preocupación es la generación que viene detrás. Siento que nuestra debilidad —al querer facilitarles la vida, al no ser más exigentes— les ha privado de herramientas fundamentales para defender sus derechos. Es una generación más dada a la queja que a la acción.
Tal vez exagero, y ojalá así sea. Pero leer cada mes más de 50 artículos provenientes de distintos países me deja con la sensación de que el mundo se está polarizando, radicalizando… y ya sabemos cómo suelen terminar estos procesos. Nosotros nacimos en el siglo que vio estallar dos guerras mundiales.
Disculpen si esta editorial no es más luminosa. A veces este espacio se convierte en el lugar donde dejo reposar mis reflexiones.
Eso sí, les aseguro que esta edición es una de las mejores que hemos producido: artículos bien documentados, puntos de vista valiosos y una colección de archivos que, estoy seguro, disfrutarán tanto o más que yo al reunirlos.
Les deseo lo mejor para este mes. Que no falten la lucidez, el deseo ni la alegría.
Y como siempre, nos leemos en agosto.
Con afecto,
Enrique Rojas Román
ImagenObscura


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Les dejo un pequeño video para que les sirva de ejemplo

Somos LASCIVIA, Somos Para Gente Grande, esta publicación contiene temas de interés sexual para adultos, si eres menor de edad, esto no es para ti, cada mes tenemos la más grande variedad de temas, este es nuestro índice de julio 2025






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