Se trataba de una colección de doce numeros de los que solo llegaron a publicarse estos diez



viene de la entrada del 14 febrero 2025
La mente creadora de José Ilario. El Papus y las publicaciones de Amaika
José Ilario Font (Sabadell, 1936) desempeñó un papel determinante en el desarrollo de los nuevos medios en la década de los setenta. Había trabajado como diseñador de revistas en Editorial Bruguera, pero, aprovechando las nuevas libertades que se aproximaban, decidió editar sus propias publicaciones. Como ya se ha comentado, con Xavier Miserachs publicó una de las revistas pioneras para hombres en 1970, Bocaccio. Ésta fue vendida a Javier Godó, con quien se constituyó la empresa Elf Editores. Elf puso en el mercado en 1972 Barrabás, un semanario satírico deportivo que reunió por primera vez a Óscar Nebreda e Ivá. En 1973 comenzó a publicar una revista enseña de la transición en España, donde se vieron reflejados los cambios en la prensa en esa década, y que mostró erotismo y sexo de forma precoz sin ser una publicación dedicada al sexo: El Papus. Elf continuó editando El Papus, aunque cambió la denominación de su sello por el más conocido de Ediciones Amaika (y ésta volvió a cambiar de nombre en los años ochenta por el de Ediciones Iru). Por su parte, Ilario siguió creando cabeceras. Además de sus colaboraciones con Antonio Asensio (interviu, Lib, etc.) constituyó Punch Ediciones, que editó la revista satírica Por Favor (1974), con dirección de Jaume Perich (al que había conocido en su etapa en Bruguera), codirección literaria de Manuel Vázquez Montalbán, y Juan Marsé como redactor jefe. Creó también el sello Formentera, con el que comenzó a publicar en 1977 El Jueves, revista para la que reunió a parte de la plantilla de Barrabás y Por Favor. Formentera pasó a ser una de las entidades englobadas bajo el Grupo Z de Asensio. Para Planeta llevó a cabo la edición de la versión española de Playboy y de la revista de humor grueso National Lampoon (esta última con el nombre Nacional Show y bajo el sello filial Cumbre), y en 1979 el proyecto Macho (un equivalente al Hustler americano) para Andreu.



La revista El Papus
utilizó a la mujer para denunciar su situación, pero también para aprovecharse de ella como gancho de lectores, a veces con poco tacto o escaso gusto.
El Papus fue una revista pionera en el humor satírico español moderno, una transición desde las posiciones progresistas de cabeceras como Hermano Lobo o Por Favor hasta las ambiciones de libertad y jolgorio sexual de El Jueves o la pléyade de publicaciones humorísticas eróticas de la incipiente democracia. Aunque el sexo no fue el tema principal de sus contenidos, desde luego sí fue uno de los recursos más utilizados. Con timidez, desde 1974 se fueron introduciendo chicas en bikini o faldas escuetas, y la muerte del dictador en 1975 supuso la liberación de tabúes en sus historietistas. Progresivamente la revista se fue “sexualizando”, y durante algunos años aparecieron mujeres semidesnudas como reclamo en sus portadas y como integrantes de sus famosas “papunovelas” (fotonovelas en color que trataban un tema de actualidad, que recurría en muchas ocasiones a los propios dibujantes como “actores”), y las historietas fueron despojándose de inhibiciones para acabar incluyendo sexo a espuertas. Eso sí, la sexualidad que mostraba El Papus era chabacana, grosera; el papel de la mujer, de simple objeto, y el propósito de la publicación parecía más bien molestar llamando la atención que reivindicar algún tipo de derechos. Tanto este como otros productos de Amaika fueron objetivo constante de las iras de conservadores y antidemocrátas, sufrió varios secuestros y sanciones y, tristemente, un atentado por un grupo de ultraderecha en 1977 que acabó con la vida del conserje del edificio y que conmocionó a la opinión pública en general y al mundo de la historieta en particular. Entre sus páginas se encontraban muchos artistas que luego serían famosos, pero habría que destacar a Já, Óscar, Gin, Ventura y Nieto y Manel Ferrer.

Ejemplo de una “papunovela”, que se publicaba siempre a doble página. Tomada del nº 152 de El Papus.
Bajo estas líneas, dos muestras del buen hacer de Manel en la construcción de las historietas: una excelente composición en el nº 100 y una de las primeras historietas de la serie “Manolo e Irene” en el nº 207.


Amaika editó varios libros relacionados con el sexo, con el mismo espíritu ácrata y desenfadado de El Papus: las series de antologías de humor gráfico Humor Sexy que publicó desde 1979, las recopilaciones de historietas publicadas previamente en El Papus como Humor sexual sano, Los vicios o Educación sexual, y los libros dedicados por completo a Manel con sus personajes estrella: Las primeras historias del Manolo y la Irene (1980), El Manolo y la Irene (1981) o Más aventuras del Manolo y la Irene (1982)[24].
Amaika también intentó publicar revistas satíricas más “serias”, con mayor contenido político, como El puro (1980) o El cuervo (1977), que no fructificaron. O revistas que, a imitación de las de la competencia, mezclaban chistes con fotos de mujeres desnudas, como Pachá (1977). O un intento de emular el semanario francés mordazmente satírico Hara-Kiri (1982) con una versión hispana de igual nombre que tampoco funcionó. Todos estos títulos fueron aprovechados en los ochenta para ofrecer revistas primero eróticas (como los primeros números de la segunda época de El cuervo, realizados completamente por Manel Ferrer bajo distintos seudónimos) y luego estrictamente pornográficas, sin distinción entre ellas. Llegada a este punto, Amaika desapareció para transformarse en Ediciones Iru y explotar el sexo sin tapujos.

Sobre y bajo estas líneas, dos de las antologías con formato de libro que lanzó el sello Amaika recogiendo viñetas e historietas humorísticas y eróticas de los colaboradores de El Papus. Antología de la cama gozó de una segunda edición con nueva portada de Manel. A la derecha, portada del nº 1 de El cuervo, revista que confeccionaba Manel casi por completo.


Los tebeos eróticos. Los grandes sellos
Además del humor gráfico y las historietas que aparecieron en las revistas para hombres y en las publicaciones satíricas, en la segunda mitad de los setenta se publicaron varios títulos orientados directamente al género erótico, normalmente por sellos creados exclusivamente para tal fin, por lo que la duración de ambos (tebeos y editoriales) se circunscribe a este periodo. Algunos de estos sellos lanzaron varias publicaciones y tuvieron desde el principio grandes ambiciones de prosperidad, a veces porque estaban arropados por grandes grupos editoriales. Otros fueron pequeñas editoriales que se sumaron a la moda del sexo impreso y que vieron una oportunidad de hacer dinero rápido con productos de escasa calidad. La explotación de la hasta entonces reprimida pasión sexual de los españoles llegó incluso a las editoriales tradicionales, que quisieron también sacar tajada de este fenómeno aunque lo ocultaran bajo el nombre de sellos filiales creados ex profeso.






La constelación de fumetti eróticos baratos, realizados pobremente en su mayor parte, fueron el alimento de muchas ediciones españolas en la segunda mitad de los años setenta. Aquí se muestra una selección de los títulos citados en el texto.
Pero antes de hablar de las editoriales españolas tenemos que hacer un breve comentario sobre las publicaciones, historietas y autores que sirvieron de inspiración y modelo (y de fuente de material, claro) para este desaforado interés editorial. El país que nutrió de páginas de erotismo abundante a nuestro maltrecho (en este aspecto) fondo editorial fue Italia, y Renzo Barbieri el editor responsable. Barbieri (1936-2007) ocupó diversos trabajos antes de fundar Editrice 66 en 1966. Prototipo del auténtico play boy, amante de la buena vida y los buenos coches, Barbieri había sido sobre todo guionista de múltiples series italianas de historieta (Sciuscià, Il piccolo Sceriffo, Jack Tornado, Timber Jack, Billy Rock, Marilina, etc.)[25]. En 1962, la serie Diabolik creada por las hermanas Angela y Luciana Giussani inspirándose en el clásico Fantomas, había dado lugar a un nuevo subgénero en la historieta italiana, los fumetti nero, y popularizado un nuevo formato, el libro de bolsillo con lomo de 17×12 cm. Esta moda emparentada con el giallo cinematográfico italiano de la misma época, tuvo numerosos imitadores con protagonistas masculinos, como Kriminal, Mister-X (en 1964), Sadik, Infernal (en 1965), Genius y Killing (en 1966), o femeninos como Satanik (en 1964), Zakymort, Vampir (en 1965), Gesebel, La Jena, Auranella (en 1966) o Alika (en 1967). Barbieri, impresionado por el éxito de estas publicaciones, quiso dar un paso más allá y, tomando como modelo este formato y su contenido adulto, añadió cierto grado de erotismo a sus historietas, surgiendo Isabella (una serie histórica) y Goldrake (de espías). Ambas eran creaciones de Barbieri y su socio, Giorgio Cavedon, y estaban dibujadas por Sandro Angiolini. Poco después, Editrice 66 cambió su nombre a Edizioni Erregi (“erre” por Renzo y “gi” por Giorgio), que continuó con la publicación de nuevas series añadiendo, además del erotismo, un toque de horror: Jacula, Lucifera, Lucrezia, Messalina, Jungla, Walalla, Hessa o Bonnie fueron algunos de los títulos que editaron[26]. En 1972, Barbieri y Cavedon se separaron; Cavedon se quedó con la mayoría de los títulos ya publicados y continuó su labor bajo el sello Ediperiodici. Barbieri creó Edifumetto, que durante años fue el estandarte del erotismo italiano (con series como Biancaneve, Sexy Favole, Zora, Sukia o Maghella)[27]. Antes de su separación, en 1970, Barbieri y Cavedon crearon el sello Elvipress para gestionar los derechos internacionales de sus obras, con la fundación el mismo año de Elvifrance, editorial dirigida por Georges Bielec que se encargó de la traducción y adaptación de las obras italianas en el país galo[28].
En España, las series italianas comenzaron a publicarse casi al mismo tiempo por tres editoriales, Elviberia, Marc Ben y Ediciones Actuales. Elviberia fue un sello que comenzó su labor editorial en marzo de 1976, según los registros del ISBN, y que se dedicó exclusivamente a traducir obras de Erregi / Ediperiodici. Se ignoran muchos datos sobre sus propietarios, pero es posible que, al igual que con Elvifrance, se hubiera llegado a un acuerdo directo con Elvipress, y que el proyecto estuviera auspiciado por Gabriel Moreno-Burgos Suárez y relacionado con la posterior editorial Mercocomic, ya que en ellas se publicitaban las publicaciones de los otros sellos. Con sede inicial en Madrid (C/ Zabaleta, 36), Elviberia comenzó lanzando al mercado cuatro colecciones eróticas en las que predominaba el horror. Hessa (1976-77, 35 números), Lucifera (1976-77, 38 números), Zara (1976-77, 35 números) y Ultratumba (1976, 3 números). Hessa, cuya publicación original por Erregi tuvo lugar entre 1970 y 1972, narraba las aventuras de una peculiar miembro del ejército nazi en la II Guerra Mundial en las que predominaba el sadismo, dibujadas por Nevio Zeccara. La serie fue publicada en nuestro país en los años ochenta de la mano de Astri, aunque retocada para adaptarla a un formato mayor. Lucifera se publicó en Italia entre 1971 y 1980, y en Zara se tradujeron las historietas originales de Jacula, editada entre 1969 y 1982. En ambas se propiciaba el ambiente sobrenatural, y participaban artistas como Rubino Ventura (seudónimo de Giuseppe Pederali) como guionista y Gaspare de Fiore, Alberto Giolitti, Giorgio Cambiotti o Leone Frollo como dibujantes. La corta serie Ultratumba tradujo historias de la serie Oltretomba.



Uno de los detalles que demuestra la falta de control en la aplicación de la censura se halla en las portadas de tebeos de Elviberia. Los editores probaban suerte en el quiosco con sus “reclamos” (pechos desnudos, traseros al descubierto) hasta que se dictaminaba que había que cubrirlos. La colección Lucifera mostró cuerpos desnudos en portada hasta el número 28 (izquierda) pero desde el 29 (centro) tuvo que tapar pechos con sujetadores que no estaban en las ilustraciones originales. El número de Delirium de la derecha sufrió manipulación similar, con pésimo gusto para el vestir por parte de los que censuraban, por añadidura.
CONTINUARA
[24] A principios de los ochenta se produjo un conflicto entre Amaika y Ferrer por editar este último las historias de sus personajes, llegando la editorial a demandarlo.
[25] FILIPPINI, Henri. Encyclopedie de la bande dessinée érotique. La Musardine, Paris 1997.
[26] La información sobre la evolución editorial de Barbieri se ha tomado de http://poncetd.perso.neuf.fr/Titres/origine/originefumetti.htm
[27] Barbieri creó y trabajo con distintos sellos, lo cual genera confusión a la hora de atribuir las ediciones: SEGI, GEIS, Edizioni Lo Squalo, Squalo Comics SRL, Renzo Barbieri Editore, Comics Editore.
[28] JOUBERT, Bernard. “Elvifrance”. Le Collectionneur de Bandes Dessinées nº 78, otoño 1985.